Toy Story (1995) es una película de animación que sigue las aventuras de Woody, un vaquero de juguete, y su nueva competencia, Buzz Lightyear, un astronauta de juguete. En el mundo de los juguetes, estos cobran vida cuando los humanos no están mirando, pero deben mantener su secreto. Cuando el dueño de los juguetes, Andy, recibe a Buzz como regalo de cumpleaños, Woody siente celos, ya que temía ser reemplazado como el juguete favorito de Andy. A medida que las circunstancias llevan a los dos juguetes a una serie de complicados eventos, deben aprender a trabajar juntos para regresar a casa.
Esta película fue revolucionaria no solo por su innovadora animación por computadora, sino también por sus entrañables personajes, humor y la exploración de temas como la amistad, la inseguridad y el valor. Con su mezcla de comedia, aventura y emotividad, Toy Story marcó el comienzo de una exitosa franquicia que se ha mantenido relevante a lo largo de los años, ganando el cariño de audiencias de todas las edades.
A ver, si uno quiere empezar con Toy Story desde un ángulo objetivo, te diría que no se le puede negar el mérito histórico. Fue el primer largometraje animado en CGI y estableció a Pixar como el rey de las animaciones modernas. Pero, dejando de lado todo lo técnico, Toy Story es entrañable porque aborda algo tan común como las emociones humanas en… juguetes. Ahí está su gancho.
La trama sigue al vaquero Woody y a Buzz Lightyear, un astronauta nuevo en la colección de Andy, que rivalizan por el puesto de "favorito." Los temas de celos y amistad son universales, y aunque tal vez no es la película más profunda en la historia del cine, tiene escenas emotivas que siguen funcionando incluso para los adultos. Además, hay un humor fino y sutil que a los adultos les llega tanto como a los niños. Eso sí, las subtramas son sencillas y a veces se siente que los personajes secundarios no se desarrollan tanto como podrían, lo cual le quita un poco de profundidad al mundo que Pixar nos presenta.
Diría que Toy Story es sólida, entretenida y nostálgica sin necesidad de ponerse en plan filosófico. Si no es un 10/10, igual se merece mínimo un 8 o 9, porque incluso si no es perfecta, es difícil encontrar otro clásico que tenga tanta alma y aún haga reír y emocionar después de casi 30 años.
