I.

Nadie habla en serio a los diecisiete.
–En noches hermosas cuando la cerveza y la limonada
Y cafés ruidosos y cegadores son lo último que necesitas
–Paseas bajo verdes tilos en el paseo marítimo.

¡Los tilos huelen bien en las bellas noches de junio!
A veces el aire es tan dulce que cierras los ojos;
El viento trae sonidos… la ciudad está cerca…
Y trae aromas de viñedos y cerveza. . .

II.

–Allá, enmarcado por una rama
Se ve una manchita de azul oscuro
Picada por una estrella siniestra que se desvanece
Con tenues temblores, tan pequeña y blanca . .

¡Noches de junio! ¡Diecisiete! -Bébetelo.
La savia es champán, se te sube a la cabeza. . .
La mente divaga, sientes un beso
En tus labios, temblando como un ser vivo. . .

III.

El corazón salvaje Crusoes a través de mil novelas
-Y cuando una joven camina seductora
A través de la pálida luz de una farola, bajo la ominosa sombra
del cuello almidonado de su padre. . .

Porque al pasar, con el taconeo de sus botas,
se da la vuelta, con los ojos muy abiertos,
te encuentra demasiado dulce para resistirte. . .
–Y las cavatinas mueren en tus labios.

IV.

Estás enamorado. Fuera del mercado hasta agosto.
Estás enamorado. -Tus sonetos la hacen reír.
Tus amigos se han ido, eres una mala noticia.
–Entonces, una noche, tu amada, escribe. ¡. .!

Esa noche. . . …vuelves a los cegadores cafés;
Pides cerveza o limonada. . .
–Nadie es serio a los diecisiete años
Cuando los tilos bordean el paseo.

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